jueves, 26 de febrero de 2009

Originales (1)

Cada día llegan unas 5 obras de media hasta nuestro correo de originales. ¿Cómo puede haber tanto escritor? El otro día leí en un artículo, que a menos de nada, van a existir más escritores que lectores, ya que estos últimos menguan sin remedio y en cambio, los primeros no hacen más que aumentar. Afortunadamente para Cristi y para mí, contamos con un buen equipo de lectores que se encarga de realizarnos una buena criba antes de que llegue a nuestros ojos la obra. Afortunados porque son muchas horas las que nos pegábamos de lecturas, demasiadas veces insufribles, y otras con la pena en el cuerpo porque había autores que se les veía con capacidad, pero nuestras posibilidades tanto temporales como físicas no nos daban para más. Y buen equipo de lectores, ¿por qué? Porque simplemente hemos logrado sintonizar nuestros gustos literarios, y sobre todo ellos han sabido acoplarse a la línea editorial que nos hemos planteado desde el principio. Pero entonces, se dirán que cuáles son esos gustos para poder lanzar los tiros hacia ese lado. Pues ésos son tan dispares como tipos de insectos se achuchan en una selva tropical. El escritor inglés Ford Madox Ford lo describe muy bien cuando dice "Para enjuiciar la literatura contemporánea, el único baremo es el propio gusto. Si a usted le gusta mucho un nuevo libro, debe considerarlo literatura, aunque no encuentre otra alma que le dé la razón. Y si le disgusta un libro, ha de mantenerse firme en que no es literatura, aunque un millón de voces le griten que está equivocado. La decisión última la dictará el Tiempo" (The march of Literature)1. Pues más o menos ése es nuestro baremo para editar una obra no buscada, se basa en el gusto personal que hemos ido conjuntando los dos editores de este baile y que no tiene más razón de ser, que el de un estampido en los sentidos y su destilación hasta el corazón. Y luego, claro, la esperanza de que el futuro avale nuestra decisión.

1. Carles Barba escribe un buen artículo sobre Ford Madox Ford en el nº de febrero de Qué Leer.

4 comentarios:

  1. Da vértigo esta nueva Babel. Quizá la confusión, la algarabia, son sintomas de una sociedad algo histérica y poco atenta, con obsesiva tendencia a las ególatras proclamas o escapismos individualistas. Luego, ponerse de acuerdo en lo sustancial, resulta harto complicado. Y pensar, pensar lo no pensado y escribir, escribir lo no escrito parece harto imposible. ¿Para qué? Si lo que se busca habitualmente es consenso y que se me escuche y que se me atienda y que se me aplauda y que se me reconozca. Ya es canon no hegemónico pero si susceptible de aceptación tribal ser un escritor maldito o un poeta subversivo y salvage. Irse por afuera de los afuera no, hacer del afuera un centro y posicionarse como un orador sobre un banco en el parque de la city. Y monologar.

    Quizá un poeta debiera sacar un libro cada 5 años. Tiempo de escucha, tiempo de silencio, tiempo de escritura y tiempo de tachadura, tiempo de ordenación. ¿Todo lo que un poeta con editorial a favor debe publicarlo? ¿Escribe el poeta para mantener su marca registrada de "poeta x" y no desaparecer de los medios y la vista masiva de sus supuestos lectores?

    Mirando atrás, mirando hacia adelante. Quizá un Eduardo Milán o Riechmann tienen esa capacidad victorhugoana de la prolífica escritura.Y quizá algunos más que no me vienen a la cabeza y que podrían ser un 10% de los poetas que publican. El resto deberían aprender en la lentitud y distanciamiento los ritmos de la solvencia, los trabajos de purificación, la humildad de la palabra que no se repite, que es continuidad.
    Aquí las mujeres ganan la partida. Las poetas suelen ser morosas a la hora de publicar, que no de escribir.

    Los premios, la farándula, la autoedición...

    Quizá la poesía viene por un lindero más discreto y en casos, en la espesura del presente,incluso sea desoida ante el tumulto y las prisas de esta vida tan rendida a la productividad y eficacia.

    Un abrazo grande

    Víktor

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  2. No te olvides de otro dato curioso: la cantidad de editores de medio pelo que están apareciendo hasta debajo de las piedras.

    Sin duda, es un panorama desolador. Más escritores que lectores y más pseudo editores, incluso, que escritores.

    Esto, como siempre, es España, jaja.

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  3. Desde que nos encontramos por primera vez una primavera incandescente en Punta Umbría me había sentido identificado con Tito Expósito, hermanado por ese aura de bien ponderados silencios y frases repentinas, vertidas con irónica levedad, que activaban la relojería de su aplomo sobre mesas y corros. Ya en un primer momento comencé a sospechar que el editor llevaba cosido al forro de su alma alguna especie de escritor. Es cierto que la edición suele devenir como una extesión de la escritura, por eso no me sorprendió en absoluto conocer algún libro suyo de título karateka.
    Hoy leo con gusto las entradas de este escritor y editor reversible.
    Las corazonadas dan siempre en el corazón.
    Abrazos, Tito-otiT.

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  4. Accedo a ti a travé de Inma y me alegro porque no sabía que tenías blog, así que ahora lo haré a menudo y, si no te importa, te linkearé en el mío.

    Las palabras de Ford Madox están llenas de sentido y las comparto al cien por cien.

    Ánimo con esa editorial que va avanzando a pasos agigantados.

    Un besazo.

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