Regreso a la isla después de 15 días en Madrid. Llevo tres meses dedicados a ser un editor no dependiente, es decir, intentando vivir solamente de esto, y aunque resulta difícil en lo económico, en lo espiritual me tiene pletórico. Éste tiene que ser el año de la editorial, aunque sólo se oiga la palabra 'crisis' por doquier, y las ventas -más que ventas hay que hablar de devoluciones- no despunten. Aún así, hay que abonar el terreno, plantar, y cuidar los brotes en esta época aciaga. Y en eso estamos, todo el equipo, con unas ganas enormes.
En mi estancia capitalina he tenido reuniones con los nuevos impresores; con los comerciales; junto a Déborah en la distribuidora, planificando nuevas alternativas para que nuestros libros estén en el mayor número de librerías posibles y preparando la salida de 23 Pandoras; con María José intentando llegar a un acuerdo para que monte nuestro gabinete de prensa; con la Comisión de Pequeñas Editoriales donde estamos agremiados viendo las posibilidades de estar en la Feria del Retiro con stand propio...
Así que regreso lleno de bríos renovados, brincándome los párpados de tanto tic y redescubriendo que el tiempo es un haz de luz que apenas retenemos, de lo veloz, cuando lo que nos gusta hacer es casi toda nuestra indumentaria diaria.
Así que los animo a todos, bailones y no bailones, gente de a pie y de a caballo, a esta etapa de renovación y crecimiento. Ojalá a todos nos sea fructífero el camino.
Vamos, vamos, que las que bailan al sol te envían sus energías.
ResponderEliminarClaro que éste va a ser el año, se siente en la piel.
Muuuuuassaaaaaaaaaasssssssss!!!
Excavando excavando he visto luz en este agujero y no he podido evitar meter la cabeza. Sorpresa. Mucha suerte y besos a tunoviaescritora.
ResponderEliminarYo aquí, haciendo lo que sea para que se vea el resplandor de los relámpagos.