jueves, 2 de agosto de 2012

Remedios caseros de Carmen Rosa



a unos meses de cumplir los ochenta, da vueltas sobre su estela. dos pasos hacia la nevera y parada en seco: "qué venía a buscar?". sus ojillos menudos repiquetean buscando la respuesta, intentando pescar entre la maraña de sus objetivos y lo cotidiano. "ya no tengo cabeza, se me va todo". da la vuelta y vuelve al punto de partida. su nueva obsesión, el adecentamiento de la casa. desde la partida de juan antonio a dimensiones inorgánicas, su rutina se mermó. pero ella necesita objetivos para mantenerse en forma. "dichosas humedades", "un hombre que me arregle esto sale muy caro", "y tú ya no disparas chícharo en la casa". pues al ataque. le advierto que ni se le ocurra subirse a una escalera. me voy un piso más arriba con ángeles a las tareas editoriales, mientras ella se sumerge en su runrún, su matraquilla, su cabezonería. cuando nos vamos a marchar, la editora jefe la sorprende llevando a la práctica la solución a sus angustias. brocha atada a la punta del palo del escobillón. cumplió su palabra: no se subió a la escalera y acabó con los estigmas de la humedad que tanto afean.