miércoles, 14 de julio de 2010
arístides moreno y por favor, señor, apague su iphone
tercer día de la nueva era. hoy tuve que volver a despertarme temprano. tenía que coger el avión de las nueve y veinte para regresar a madrid. sólo tres noches en la isla y ya tenía que volver a la guagua con alas. siempre me es más agradable viajar a primera hora, parece que uno aprovecha más el tiempo cuando llega a destino. volaba sin equipaje, sólo con una bolsa de tela negra donde iba estampado lo de “canarias crea”, algo de sorna lleva el asunto al pensar en como los señores que hacen política cultural están dejando morir proyectos como éste con la excusa de que hay que sujetarse los pantalones, pero me pregunto yo, ¿es que sólo los de abajo tenemos que sujetárnoslos? pero supongo que es lo de siempre, exigir transparencia y ellos crear niebla artificial y confusión donde esconder su “juego”. a lo que iba. dentro de la bolsa sólo llevaba un original para leer, la obra de un autor ecuatoguineano -j. tomás ávila laurel- y una novela recomendada por inma, vida y amores de una maligna de fay weldon –obra que ya comentaré en otro post-. la verdad es que no me apetecía en esta ocasión leer por obligación por lo que me decidí por la novela. pero antes, saque mi iphone lo puse en modo de avión para así poder escuchar musiquita durante el viaje. y justamente viendo la selección que tenía por allí dentro, me encontré con el primer disco de arístides moreno –samba de otro mundo-, un “cantautor-humorista” autóctono, con una forma muy particular de hacer su espectáculo. la verdad es que oírle a él y ponerte a leer una novela es contraproducente porque no vas a pegar gongo con la lectura, así que decidí apoyar la cabeza en la ventanilla y contemplar el paisaje –nubes sobre nubes y sobre nubes, nubes-. fue casi una hora de sonrisas volviendo a revivir el mejor disco del gran canario. a su fin, cuando buscaba alguna melodía que me dejase leer tranquilamente oí entre los auriculares a la azafata que amablemente me llamaba la atención porque la compañía con la que viajaba no permitía que estuvieran activados los iphone ni en el modo avión, así que tuve que mostrarle una sonrisa imbécil y hacer lo que me solicitaba. ahora tendré que pensar si cambio de compañía aérea para volver a casa o vuelvo a recuperar mi viejo ipod.
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