martes, 10 de marzo de 2009

Entre Saramago, mitómanos y Disneyworld

El lunes 2, estuvimos en la presentación del cuaderno de rodaje que el director brasileiro, Fernando Meirelles, ha hecho de su película A ciegas (adaptación de la novela de Saramago Ensayo sobre la ceguera). Esperaba encontrarme en la librería 8 y medio de Madrid con todo el mundo de la farándula literaria y cinematográfica de la capital, por lo que iba retraído -un aprendiz de editor con cholas y desastrado en un evento de tal malgnitud-, pero cual fue mi sorpresa, al encontrar sitio suficiente donde caminar, cómo me alcanzaban una copa amablemente y ponían a mi disposición los ágapes dispuestos para la ocasión. Por allí estaba codeándome con la Etxevarría, con el del pelo rizado de Gomaespuma, con actores conocidos y no tan conocidos, con la agente de Saramago, Nicole -con la que aproveché para seguir nuestra conversación aplazada en Povoa y en los mails, sobre varios autores africanos y brasileiros que quiero para baile-, etc. Lo curioso es que no había ni prensa ni fotógrafos, sólo uno de la librería. Me parecía increíble no estar rodeados de paparazzis en un acto como aquél -y luego de comprobar en los días posteriores, el bombo que se le dio a la presentación de la película en los medios-.
Pero a lo que iba con este post, es a aquello en lo que puede transformarse un personaje de la índole de Saramago -que por cierto, con su discurso, hizo gala de humor, socarronería y dejó sentado por qué es un maestro de la palabra y de actitud frente a la vida-, es decir, cómo un hombre de esa talla pasa de ser conferenciante a un personaje fetiche de todos aquellos que andaban por allí pululando. Sentado en un sillón, atendía pacientemente a todos aquellos que le daban un libro para firmar y se sentaban a su lado, para inmortalizar el momento -aquella escena me hacía recordar el viaje que hice hace unos años con mi hijo a Disneyworld, donde todos los niños con sus libretitas en las manos, corrían cada vez que veían a uno de los personajes de ese mundo de "ensueño", para que le firmase el autógrafo y quedar retratado para toda la eternidad-.
Me quedé, como me gusta quedarme a mí en estos casos, embelesado viendo la escena que se repetía una y otra vez.

4 comentarios:

  1. Mírale a él, observando embelesado... A ti te parece bonito utilizar una plataforma como ésta, en la que tanto te he apoyado, para ponerme las coletas y las pecas y retratarme junto al pato Donald con cara de alelá? Ya te vale. Di la verdad, di que tú preferiste quedarte a la vera de los canapés en vez de rozarte con los ilustres! Anda que...

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  2. pos claro mijita!!, mi sitio es la visibilidad sólo cuando quiero. Supongo que a todos nos pasa lo mismo. Aparecemos cuando nos interesa

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  3. Yo es que soy siemprevisible, ya sabes, de estar en todos los guisos.
    Muacs!

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  4. Casi mejor que os crucéis unos mails no? saludos Tito,
    Luz.

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