Del andar diario entre letras y frases, entre significados y significantes, hay veces que las lecturas te sacan de la monótona linealidad que a veces nos impone este oficio. Son muchas pruebas a corregir, muchos originales a reprobar o rechazar, muchas obras que podrían ser interesantes para tu catálogo, algunos compromisos ineludibles que tienes que poner bajo tus ojos para que éstos transmitan una opinión condescendiente a autores de ojos suplicantes. Vamos, que hay mucha lectura consumida que a veces es como pedalear por terreno llano. Afortunadamente, a veces, se produce una variación en el asfalto lector que te despierta de la monotonía y hace que el gusto sea como una chispa que juega con los sentidos. Esto me ocurrió con la corrección del poemario de Giovanni Nadiani que este mes sacamos a las librerías. Un poemario, Ningún sitio (Invel), escrito originalmente en romañolo, una lengua incrustada en la bota itálica, desprende una frescura, una cachetada a los convencionalismos que hace que ese pedaleo se vuelva vivo y vibrante.
nosotros
solos
no somos nadie
nosotros
si no somos nada
para nadie
no somos nadie...
aún así
un día
habrá siempre
alguien
que deberá
quiera o no quiera
recoger
este montón de nada
este hedor de nadie
quizás por un instante
las únicas señales
de alguien
nosotros
solos
no somos nadie
nosotros
si no somos nada
para nadie
no somos nadie...
aún así
un día
habrá siempre
alguien
que deberá
quiera o no quiera
recoger
este montón de nada
este hedor de nadie
quizás por un instante
las únicas señales
de alguien
Buen poema. Me ha gustado mucho esas reiteraciones y la cadencia.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.