Ayer acudí por primera vez al museo del Prado. Sorolla fue el motivo de tan gran acontecimiento. Me gustan por motivación espontánea, los retratistas, casi todos aquellos pintores que fusionan en su arte la parte más fotográfica de un instante de cualquier historia. Sorolla, Lucien Freud, Robert Reid o Robert Henri, son para mí fotógrafos de pincel. En sus cuadros puedo sumergirme, pasar a la tela y diluirme en la pintura. Paso a ser observador de un momento, mi imaginación se expande apreciando cada detalle que el autor ha dejado como rastros, como pistas de un instante en el tiempo, que no sé por qué razón, me atrapa y me hace reconstruir la escena en mi mente, los personajes, sus vidas y circusntancias, la luz, la época, los aspectos sociales. Ese momento sirve para que yo haga una película de algunos minutos en mi mente y mi alrededor en un pis pas, desaparezca. Es como si una máquina del tiempo me transportara hasta allí. Casi siempre que alcanzo este estado, surge como una pequeña melancolía, una magua que me empapa. Me siento emocionalmente, como un pez atrapado en una bola de gelatina. Y para esos momentos, desde hace muchísimos años, desde que era dependiente en una tienda de discos, me acompaña una banda sonora en esos intervalos temporales, tiernos tirando a tristes a la vez que intensos con un fondo que late vida, como un tambor acompasado que va in crescendo. Esa melodía llegó a mí a finales de los ochenta desde un vinilo que probaba en el tocadiscos de la tienda, el grupo se hacía llamar The Blue Nile y el tema Tinseltown in the rain. Como suele suceder con las letras de estas canciones, son insustanciales y no tienen nada que ver con la impresión que te ha marcado al oírla. Pero, a pesar de los pesares, cada vez que acude a mis oídos, me transporta a un estado de ebriedad sosegada manifiesta.
lunes, 7 de septiembre de 2009
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Ay, qué canción!!!!!
ResponderEliminarPara mí también era algo así, acababa de irme de casa de mis padres, compartía piso, la ilusión loca pasó pronto y sólo me quedó una agridulce sensación de haber crecido y llegado a un lugar donde todo era también normal y cotidiano... y entonces sonaba esta canción y bueno, era como si alguien te pusiera un paraguas bajo la lluvia. Hace poco que la he recuperado.
Besos, querido
pues mi niña, es toda una sorpresa que a alguien tan cercano le causara una impresión parecida esta canción. me encanta compartir ese paraguas contigo. besos
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