hoy he despertado sobre un río. increíble ver cómo el agua pasa por abajo de tu estancia rumbo a la costa bretona. me levanto con un año más, pero también con la incertidumbre de si todavía queda tiempo para que germinen nuevos títulos como stoner -ya con una segunda edición límpida de los errores que da la premura- y hagan que la editorial se asiente, respire y pueda ver madurar sus frutos. creo que tenemos buenas semillas, algunas las hemos puesto ya a germinar a lo largo de este dos mil once y otras están a punto, a un paso de que la cáscara deje paso a la raíz.el próximo año cumpliremos veinte bailando a pleno solajero, intentando plasmar, levantar sueños. son muchos los autores que nos han acompañado en este andar y ya es tiempo de salir del laberinto económico en el que hemos caído estos últimos años y podamos quedar en paz con todos, tanto con los que ya vieron su libro editado como con los que todavía, pacientemente, esperan su turno.
así que entro en este mi año nuevo lleno de esperanza, más calmado, menos exaltado, con más tiento y con dos sueños cumplidos: ver, estar en el mont saint michel y conseguir que una obra que me ha dado el pálpito, también lo haga entre críticos y lectores.
dicen que la edad da sosiego y sabiduria. imploro a mis arrugas que me hagán partícipes de ello.
