martes, 18 de diciembre de 2018

EL MUNDO DE HOY. AUTORRETRATO DE UN REPORTERO, Ryzard Kapuscinski


Si nos paramos a pensar en que somos seis mil millones de seres que hablan cientos de lenguas y profesan las más diversas religiones, que tienen un sinfín de culturas, de tradiciones y, sobre todo, de intereses (a menudo, encontrados); si además reparamos en la inmensa que es la injusticia de este mundo, la verdad es que la mayor victoria colectiva de la humanidad radica en el hecho de que todavía existamos.


La desgracia de África no consiste en desastres locales de hambruna o epidemias. Estos resultan relativamente fáciles de remediar: basta con enviar aviones cargados de comida y medicinas. El verdadero problema del Tercer Mundo -¡de todo el mundo!- no es otro que la pobreza. Así de sencillo. Las tres cuartas partes dela humanidad viven en la pobreza. Y como al mundo occidental no le gusta tocar problemas que la humanidad se muestra incapaz de solucionar (y el de la pobreza generalizada es uno de ellos), los aparta de su punto de mira.


Un rasgo característico de la evolución política del intelectual latinoamericano es que por lo general empieza en la izquierda y acaba en la derecha. Empieza participando en una manifestación de estudiantes contra el gobierno y acaba en un despacho de ministro. Recorre el camino de joven rebelde a viejo burócrata. En ningún otra parte del mundo es tan profundo el abismo que se abre en la juventud y la vejez, entre el comienzo y el fin de una biografía. Campo Salas, simpatizante comunista en su época de estudiante, acaba como ministro de Industria y Comercio en el gabinete de Díaz Ordaz (México). El economista Aldo Ferrer, infatigable en denunciar el sistema argentino, acaba como ministro de Economía en el gobierno del general Levingston. Miguel Ángel Asturias, estudiante rebelde y escritor comprometido, acaba como embajador del ultradespótico régimen de Montenegro (Guatemala). ¡Qué capacidad de absorción tan extraordinario muestran estos regímenes! ¡Qué talento para amansar a la oposición!






El mundo de hoy. Autorretrato de un reportero
Ryzard Kapuscinski
Traducción: Agata Orzeszek Sujak
Editorial: Anagrama
2008
240 páginas


4/5

martes, 11 de diciembre de 2018

PECES DE COLORES Y HORMIGÓN - Maartje Wortel


17. Si sacas los jarrones del horno demasiado rápido, el esmalte que hay sobre la porcelana se resquebraja. Todas esas grietas, todas esas líneas rotas dejan atrás un sonido. Algo se quiebra, pero otra cosa ocupa su lugar, aunque sea un modesto sonido, un movimiento. Se llama craquelado. El sonido de jarrones rotos se produce al azar. Cuando menos te los esperas, ahí está. Una presencia. Lo mismo sucede con la pérdida: hay un vacío y, a la vez, un consuelo. Naturalmente, al principio me costó retomar la vida cotidiana. Ir a comprar pan y saludar a la gente. De día me sentía aturdida y por las noches no podía dormir. Cada noche perdía cabello a puñados. Cuando fui al peluquero de la calle Nieuwland (hasta el nombre de la calle, "Nueva Tierra", me causaba dolor), me dijo que veía la pena en mi pelo. "Córtalo", le dije. El peluquero me dijo que sería honesto conmigo: "Cariño, necesita tiempo y nutrición".






Peces de colores y hormigón
Maartje Wortel
Traducción: Marta Arguilé Bernal
Editorial: Seix Barral
2018
80 páginas

4/5

domingo, 2 de diciembre de 2018

A mis 56, es más difícil cerrar una puerta que abrir un agujero en la pared

Casi un año ya intentando atrancar ventanas y puertas, cerrar postigos con fechillos duraderos, pero todavía quedan muchos huecos por donde entra la luz. La tarea de dejar todo en orden y las cuentas saldadas suena muy bien como primera intención, pero pasarla del pensamiento a la escritura, y de esta al hecho consumado, es una ardua tarea que requiere templanza, obstinación y determinación. Así que ahí sigo, haciendo equilibrios entre la pasión, la añoranza, el cansancio y la resolución... esperando que a finales del 2019, ya pueda decir: se acabó!!, poder retomar los "shortis de baño" y las cholas, ver con despreocupación y desapego el rumbo que tome la editorial, y cómo no, por lo menos leer un libro a la semana tal como me prometí a finales de diciembre pasado.
De este vicio que añoro, a parte de los títulos que leo de la editorial, solo he podido terminar 8 títulos en un año, 8 títulos:

1) La uruguaya, de Pedro Mairal
2) La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows
3) Una vida mejor, Anna Gavalda
4) La brigada de Anne Capestan, de Sophie Hénaff
5) La otra vida de Ned Blackbird, de Alexis Ravelo
6) Cáscara de nuez, de Ian McEwan
7) Ébano, de Ryszard Kapuscinsky
8) Nikolski, de Nicolas Dickner

Mientras tanto mi mesilla de noche sigue acumulando nuevos inquilinos, ya no hay manera de colocarlos en otro lugar. El piso reclama desesperado un recuento, una selección seria y apasionada y un pronto aireo de estanterías.

Me parece mentira que algún día ponga el punto y final a esto de editar, pero lamentablemente la tarea del editor que tanto me gusta se la ha comido otro yo con actitud de contable, de cobrador del frac y de prestidigitador financiero.

Lo dicho, nos iremos viendo un año más por mentideros, encuentros, alguna feria y en otros muchos sueños, porque al final ellos son los que nos mantienen vivos y activos, o por lo menos a mí.

Una canción para este año: Like a rolling stone, de Bob Dylan
https://www.youtube.com/watch?v=y3oQIMSPfXk

Una película: El funeral, de Abel Ferrara

Un libro: Ébano, de Ryszard Kapuscinsky