miércoles, 29 de junio de 2011

coimbra

llegamos a la ciudad universitaria al mediodía, el río como pulmón y espacio de esparcimiento. de nuevo, como toda ciudad antigua tenemos que escalarla. no tan pintoresca como oporto, en cambio destila indignación en alguno de sus balcones y muros. estrechas callejuelas que hacen literatura en cada uno de los peldaños que le crecen a cada recodo. uno se siente distendido en esta ciudad. por la noche, tras la cena en un restaurante cargado de erasmus, nos botamos a la calle y al sonido de una música que nos venía serpenteando entre callejones, estábamos inmersos en una verbena popular. de pronto me retrotraigo a mis veinte, a los bailes de las fiestas de los pueblos. nos tragó el entunsiasmo y el vino verde, y acabamos moviéndonos al ritmo de una coladeira caboverdiana.

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