viernes, 20 de marzo de 2009

23 PANDORAS EN RUTA


Llegó el día tan esperado, la presentación en el Fnac de Callao. Allí se dieron cita 10 de las muchachas y todos los componentes de la editorial para el evento más importante de estos primeros meses del año. Mucho nerviosismo y un sabor agridulce tras el acto. Fue atípico, diferente a cualquier presentación de un libro de poesía, pero a mi entender, faltó cohesión en las pandoras -algunas se veían por primera vez allí- y no terminó por ser el acto festivo que todos estábamos esperando. Como aprendiz en estas lides, me sirvió para tomar nota sobre la dificultad de una puesta en escena con muchos personajes, y para corregir el guión de próximas representaciones. Agradecer a todas las pandoras que asistieron, su dedicación, su esfuerzo por estar allí, viniendo de lugares tan dispares de la geografía hispana. Una mención especial para el trio organizador y a Vicente por esos ánimos y entrega.
De todo aquel evento, les transcribo el poema colectivo que a modo de letanía cerró el acto y es una pequeña muestra de las voces que se muestran en esta antología:

Poema 23 Pandoras

Toma mi mundo.
Tómalo y come,
muerde la pera de Colón,
el pezón del Paraíso
al que llegan tan sólo unos pocos
elegidos por la gracia divina.
Acurrucarse es fácil, casi tanto
como caminar de puntillas,
despacito
sobre tus huesos húmedos
de nieve sucia.
Es tu terreno, conoces
la técnica:
hablar con la intensidad misma
de rosas abriéndose muy rápido.
En mi mente no estaban
todos esos planes de los que hablas
sin parar. Nunca creí que las cosas
serían tan difíciles
Habité los mejores verbos
sin ser consciente
de que no eran los únicos,
de que había otros
aguardándome.
llamé al perro de la noche
le dije que me llevara lejos
me clavó los colmillos en un motel
olvidado hasta de la mano del diablo
y entre los pinos me desgarró
Aún no he aprendido
a morder esta vida manzana
como una loba,
como las mujeres antiguas de los libros.
en fin
el odio
el odio
los martes, es como un cuchillo.
También
como una
esponja.
Soy la Blancanieves negra
inmune a vuestro cianuro,
que escupe
a esos príncipes perfectos
plastificados y púberes.
Ya he probado
con todos los detergentes
pero ninguno saca
las miradas más difíciles
el invierno incrustado
¿No lo veis?
Soy eterna.
Tengo en los ojos
todo el presente del mundo
No tengo casa a la que volver
ni esperanza de la que colgarme
por eso camino.
me gusta lo que hay entre el norte y el sur
pueden ser kilómetros o milímetros
es como si yo dijese que vivo en el sur del sur
y mis cosas están orientadas al norte
Sube a mi habitación, amor,
sabes que allí está la verdad.
Una mujer y un hombre
que comparten mucho más
que el miedo a la muerte.
Mis zapatos están ya pisando los destinos
las suelas pegándose a la magia de la primera vez
en medio de las fantasías geográficas
maúlla el felino de la vecina oriental.
Hay un polvo que viene de afuera
que la ciudad expulsa con sus toses.
Y hay otro desprendiéndose de mí
que cae como terrones de barro
cada vez que abro el puño
y suelto una certeza.
Temo parir un pez naranja
sin darme cuenta,
que se me escurra entre los muslos
y muera boqueando mientras duermo.
Cuando nací me pusieron
una pieza de Lego en mi mano
con una nota que decía:
sólo hay otra pieza
-de entre un millón-
que pueda encajar con la tuya,
Se necesita química, terapia, indiferencia,
para no vomitar ni desmayarse
como lo haría un maldito cobarde.
Sí.
Ahí fuera hay hombres
con musgo
entre los dientes.
Y están vivos.
¿Y qué te falta a ti?
¿y a ellos qué les sobra?.
Un pecho es un país
marchaos más lejos
esto es algo
entre él y yo
mirad
para otro lado
aquí tienes mis pies desnudos,
dispuestos
abrázalos, devuélveles la vida
nadie como tú
conoce el camino de regreso.

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